La Consejería de Educación tiene una particular búsqueda del tesoro: la que supone contar con pequeños genios en las aulas, y es en los centros escolares donde se detecta a las mentes brillantes.
Se trata de los alumnos superdotados. La Administración regional atiende actualmente a 74 de estos alumnos que se forman en los centros de educación extremeños, en los que estudian un total de 177.722 jóvenes.
Este registro no sólo se realiza para contabilizar o determinar cuántos chavales forman la cantera de talentos de la región o quiénes son los futuros Isaac Newton o Albert Einstein extremeños. Si no que, al igual que se detecta y atiende al alumnado con necesidades que requieren apoyo educativo, la Consejería también se ocupa de aquellos estudiantes superdotados, con talentos específicos o con altas capacidades.
De estos 74 alumnos, 56 han cursado este año Infantil o Primaria, y 18 Secundaria. Son estudiantes que tienen unas características de aprendizaje diferentes a los demás. «Aprenden más rápido y profundizan más que los demás», explicó Miguel Murillo, miembro del equipo de Orientación Educativa y Psicopedagógica.
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Atender sus necesidades
Este tipo de alumnado tiene también unas necesidades específicas educativas que hay que cubrir para garantizar su desarrollo armónico e integral tanto en el centro escolar como en su vida cotidiana.
La Consejería de Educación se encarga de dar esta respuesta educativa. Para ello, una vez que un padre o profesor percibe algunos indicios de que el alumno tiene unas características especiales, un Equipo de Orientación Educativa y Psicopedagógica se ocupa de estudiar la situación del escolar.
Estos profesionales realizan un proceso de evaluación para obtener un perfil del alumno. «El objetivo es detectar las áreas en las que tenga un nivel muy alto y que, por tanto, tendremos que seguir potenciando, y también los campos con niveles más bajos que tendremos que ir desarrollando para que ese niño mejore los aspectos en las que necesita progresar», señaló.
Análisis del entorno
Además de perfilar las características educativas del superdotado, este equipo valora y analiza el contexto social, escolar y familiar en el que vive el alumno. «Tenemos que asegurarnos de que el entorno en el que se encuentra el niño puede cubrir esas necesidades educativas. Lo que queremos es que desarrolle al máximo sus capacidades: Para ello debemos comprobar que tiene a su alcance suficientes recursos culturales y educativos para que pueda utilizarlo como apoyo complementario».
Tras realizar estas valoraciones, el equipo de orientación adopta las medidas necesarias para atender las necesidades de ese chaval.
En primer lugar se toman medidas ordinarias. Se trata de que el profesor adapte tareas a estos alumnos, les facilite contenidos de distinto grado de dificultad o le amplíe las actividades.
Si estas medidas no dan resultado se adoptan medidas extraordinarias, que consiste en realizar una adaptación curricular. «Se apoyan las materias en las que el niño sea brillante, y se le ayuda a relacionar ese contenido a unos niveles que los demás niños no son capaces. Además, se refuerzan las áreas que tienen más flojas. Por ejemplo, algunos superdotados tienen dificultades en las relaciones sociales».
Por último, cuando las medidas anteriores no son suficientes, llegan las excepcionales. Éstas se basan en la medida de flexibilización, es decir, adelantar al alumno de nivel y subir de curso.
«Se hace cuando el estudiante ha superado los niveles que va saltar, y no le causa ningún problema socioemocional». En Educación Primaria podrá reducirse hasta dos años las escolarización y, en Educación Secundaria, otros dos.
Dificultades
Pero no es oro todo lo que reluce. En algunos casos, tener un hijo superdotado conlleva muchos problemas y dificultades. De hecho los expertos apuntan que, aunque los niños con estas capacidades generalmente tienen mejores notas académicas que la media, también son muchos los que fracasan en el ámbito escolar porque se aburren.
«Hay estudios que nos dicen que el fracaso escolar existe en la misma cantidad en superdotados que en el resto de los alumnos. Algunos inconvenientes surgen cuando las tareas que les ponen en clase les pueden resultar enormemente repetitivas. Se cansan de hacer un ejercicio tras otro. Esa repetición hace que el niño se rebele, y lo hace incumpliendo órdenes. De ahí surgen conflictos, y en muchos casos el profesor es cuando pide ayuda».
La actitud de los padres ante esta situación también suele arrastrar en ocasiones problemas. «Hay de todo, pero las dificultades surgen especialmente cuando nos encontramos con casos extremos. Por un lado, están los padres que no quieren saber nada del tema, ignoran esta característica de su hijo, y miran hacia otro lado. Prefieren que los pequeños vayan desarrollando por sí mismos sus capacidades. En este momento es cuando se corta la intervención del Equipo de Orientación Educativa y Psicopedagógica, porque siempre se tiene que contar con el permiso de los padres. En el extremo contrario están los padres que quieren sacar el máximo partido a su hijo y que, si fracasa, culpan al entorno». Se trata de niños que, con éstas u otras características, lo que necesitan es crecer.
Fuente: HOY
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